Drama migratorio en la UE

Se llamaba Aylan, tenía tres años. La imagen de su cadáver en una playa turca ha estremecido al mundo. Este niño sirio forma parte del mayor éxodo de personas en suelo europeo desde la II Guerra Mundial.  

Sevilla, 2 de septiembre de 2015

Estos días se está produciendo un drama humano con graves consecuencias políticas y económicas, que la Unión Europea está gestionando con enorme dificultad. Las fotos que hemos seleccionado para ilustrar esta información son una muestra de la dimensión del problema. El Consejo de Ministros de Interior de la UE convocado el 14 de septiembre para tratar del asunto es una cita tardía y estrecha: este no es sólo un problema policial de control de fronteras; tiene una formidable dimensión social.

Entre enero y agosto, más de 350.000 sirios, iraquíes, afganos, eritreos, nigerianos y de otras nacionalidades han llegado por mar a las costas mediterráneas europeas. Forman parte de los millones de personas que intentan llegar a Alemania (que acoge unos 800.000 refugiados al año) y a otros países ricos de la UE pasando por Turquía, Grecia, Hungría o Macedonia y Serbia. Los acuerdos de asilo de Dublín establecen que el país que se hace cargo de un refugiado es el primero que le toma las huellas dactilares. Los migrantes intentan por todos los medios evitar que sea Grecia o Hungría y procuran que la nación de acogida sea Alemania, Reino Unido, Holanda o algún país nórdico.

Hasta ahora, el Gobierno español se ha mostrado dispuesto a recibir a un contingente reducido de unas 2.000 personas, aduciendo la alta tasa de paro nacional y la permanente presión migratoria que se produce en su frontera sur, por Andalucía. Las grandes ciudades del país se están movilizando para poner en marcha un registro de familias que quieran ayudar a los refugiados, bien con alojamiento o con contribuciones materiales. Una buena iniciativa. Y el Gobierno parece dispuesto a aumentar el número de acogidos. Como puede verse en el vídeo que ilustra este reportaje, el drama humano es extraordinario. Y mueve a la solidaridad.